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sábado, 7 de noviembre de 2009
jueves, 5 de noviembre de 2009
El Símbolo Perdido – Dan Brown – Novela Conspiración
El símbolo perdido (The Lost Symbol), es una novela de ficción del estadounidense Dan Brown publicada en español para el 29 de octubre 2009.
El lanzamiento en español de «El símbolo perdido» tiene previsto una primera tirada de un millón y medio de ejemplares, tanto en España como en Iberoamérica.
En su primer día de ventas del libro publicado en inglés (hace tan sólo unas semanas) se vendió un millón de copias, incluyendo libros electrónicos, en Canadá, Estados Unidos y el Reino Unido.
Tras seis años de trabajo, y superada la distracción de un juicio en Gran Bretaña por acusaciones de plagio, el popular escritor Brown vuelve a las librerías con un «thriller» de quinientas páginas sobre masones que amenaza con transformar a la capital de Estados Unidos en una especie de campo minado para el ocultismo.
¿Cómo describiría «El símbolo perdido» a una persona que nunca ha leído uno de sus libros? (Entrevista de diario abc.es a Dan Brown)
- Es una mirada a la América secreta, a la sociedad de los masones, y una exploración de una nueva y muy real ciencia llamada noética. Es una mezcla de lo muy antiguo y de lo más nuevo. Y de hecho la ciencia moderna no hace más que servir de eco a buena parte de la filosofía antigua.
- Paris, Roma... esta vez es Washington. ¿Qué le interesa sobre la capital de Estados Unidos?
- Washington es una ciudad de secretos. Tiene túneles subterráneos, criptas, templos, pirámides, obeliscos… Es una ciudad clásica. Y aunque no es tan antigua como otras grandes ciudades de Europa de la talla de Madrid, es una ciudad llena de secretos y gran arquitectura.
- ¿Tiene algún libro que desea escribir pero que le parezca imposible?
- No, pienso que cualquier libro que uno quiera escribir es absolutamente posible. Es sólo una cuestión de cuánta energía y de cuánto tiempo se dispone. Ahora mismo, estamos trabajando en la película de «El símbolo perdido» y también en la versión cinematográfica de «La conspiración I». Eso me va a mantener ocupado más o menos durante los próximos seis meses. Y entonces empezará con mi nueva novela.
- ¿Se considera una persona religiosa?
- Me considero una persona espiritual. Crecí en la fe episcopaliana y en un momento me aparté de la religión organizada para adentrarme en el mundo de la ciencia. Pero cuanto más he avanzado, más se ha completado el círculo de la ciencia como respaldo de la religión y la espiritualidad.
- ¿Por qué ha presentado al Opus Dei en su obra de una forma tan siniestra?
- No creo que mi representación del Opus Dei fuese necesariamente siniestra. En toda organización hay buena gente y gente no tan buena. Ya sea una universidad, o los masones o el Opus Dei o lo que sea. Me parece que el personaje Silas en «El Código Da Vinci» sirvió para argumentar que el Opus fue la única institución que le acogió. Cuando el resto del mundo fue cruel y le ridiculizó, el único lugar donde encontró amor fue en el Opus Dei. Uno de los temas recurrentes en todos mis libros es que el exceso de poder es a menudo mal utilizado. Ya sea la Agencia Nacional de Seguridad, la NASA, el Vaticano, el Opus Dei, o los masones, demasiado poder puede propiciar abusos.
- ¿Es un adicto de las teorías conspirativas?
- Soy una persona escéptica y es verdad que en «El símbolo perdido» hay un montón de teorías conspirativas porque resulta divertido. Pero continuamente el protagonista Robert Langdon ( el protagonista de los exitosos «Ángeles y Demonios» (2000) y «El código da Vinci» (2003)), las desmonta como algo ridículo aunque a veces sean populares. Por ejemplo, Langdon podría decir que aunque hay gente capaz de divisar símbolos masónicos en un mapa de Washington, si alguien mira con detenimiento un mapa de Madrid, también los podría vislumbrar allí.
- Hablando de Madrid, usted tiene una significativa conexión personal con España.
- Sí, en bachillerato pasé uno de los mejores veranos de mi vida en Gijón. Después estudié un año en la Universidad de Sevilla, viviendo en la plaza de Cuba. No me importa decirlo muy claro: España es mi país europeo favorito. He estado cinco veces en total. Me encanta su gente. Y lo que he aprendido en España es a relajarme y pasarlo bien. Yo soy de una parte de Estados Unidos conocida como Nueva Inglaterra y aquí siempre estamos concentrados, siempre trabajando, nos vamos a la cama temprano y madrugamos. Me encanta el contraste con España. Y lo que aprendí allí lo he intentado incorporar a mi vida personal.
- ¿Y cuál es su próximo proyecto?
- Es «top secret».
El lanzamiento en español de «El símbolo perdido» tiene previsto una primera tirada de un millón y medio de ejemplares, tanto en España como en Iberoamérica.
En su primer día de ventas del libro publicado en inglés (hace tan sólo unas semanas) se vendió un millón de copias, incluyendo libros electrónicos, en Canadá, Estados Unidos y el Reino Unido.
Tras seis años de trabajo, y superada la distracción de un juicio en Gran Bretaña por acusaciones de plagio, el popular escritor Brown vuelve a las librerías con un «thriller» de quinientas páginas sobre masones que amenaza con transformar a la capital de Estados Unidos en una especie de campo minado para el ocultismo.
¿Cómo describiría «El símbolo perdido» a una persona que nunca ha leído uno de sus libros? (Entrevista de diario abc.es a Dan Brown)
- Es una mirada a la América secreta, a la sociedad de los masones, y una exploración de una nueva y muy real ciencia llamada noética. Es una mezcla de lo muy antiguo y de lo más nuevo. Y de hecho la ciencia moderna no hace más que servir de eco a buena parte de la filosofía antigua.
- Paris, Roma... esta vez es Washington. ¿Qué le interesa sobre la capital de Estados Unidos?
- Washington es una ciudad de secretos. Tiene túneles subterráneos, criptas, templos, pirámides, obeliscos… Es una ciudad clásica. Y aunque no es tan antigua como otras grandes ciudades de Europa de la talla de Madrid, es una ciudad llena de secretos y gran arquitectura.
- ¿Tiene algún libro que desea escribir pero que le parezca imposible?
- No, pienso que cualquier libro que uno quiera escribir es absolutamente posible. Es sólo una cuestión de cuánta energía y de cuánto tiempo se dispone. Ahora mismo, estamos trabajando en la película de «El símbolo perdido» y también en la versión cinematográfica de «La conspiración I». Eso me va a mantener ocupado más o menos durante los próximos seis meses. Y entonces empezará con mi nueva novela.
- ¿Se considera una persona religiosa?
- Me considero una persona espiritual. Crecí en la fe episcopaliana y en un momento me aparté de la religión organizada para adentrarme en el mundo de la ciencia. Pero cuanto más he avanzado, más se ha completado el círculo de la ciencia como respaldo de la religión y la espiritualidad.
- ¿Por qué ha presentado al Opus Dei en su obra de una forma tan siniestra?
- No creo que mi representación del Opus Dei fuese necesariamente siniestra. En toda organización hay buena gente y gente no tan buena. Ya sea una universidad, o los masones o el Opus Dei o lo que sea. Me parece que el personaje Silas en «El Código Da Vinci» sirvió para argumentar que el Opus fue la única institución que le acogió. Cuando el resto del mundo fue cruel y le ridiculizó, el único lugar donde encontró amor fue en el Opus Dei. Uno de los temas recurrentes en todos mis libros es que el exceso de poder es a menudo mal utilizado. Ya sea la Agencia Nacional de Seguridad, la NASA, el Vaticano, el Opus Dei, o los masones, demasiado poder puede propiciar abusos.
- ¿Es un adicto de las teorías conspirativas?
- Soy una persona escéptica y es verdad que en «El símbolo perdido» hay un montón de teorías conspirativas porque resulta divertido. Pero continuamente el protagonista Robert Langdon ( el protagonista de los exitosos «Ángeles y Demonios» (2000) y «El código da Vinci» (2003)), las desmonta como algo ridículo aunque a veces sean populares. Por ejemplo, Langdon podría decir que aunque hay gente capaz de divisar símbolos masónicos en un mapa de Washington, si alguien mira con detenimiento un mapa de Madrid, también los podría vislumbrar allí.
- Hablando de Madrid, usted tiene una significativa conexión personal con España.
- Sí, en bachillerato pasé uno de los mejores veranos de mi vida en Gijón. Después estudié un año en la Universidad de Sevilla, viviendo en la plaza de Cuba. No me importa decirlo muy claro: España es mi país europeo favorito. He estado cinco veces en total. Me encanta su gente. Y lo que he aprendido en España es a relajarme y pasarlo bien. Yo soy de una parte de Estados Unidos conocida como Nueva Inglaterra y aquí siempre estamos concentrados, siempre trabajando, nos vamos a la cama temprano y madrugamos. Me encanta el contraste con España. Y lo que aprendí allí lo he intentado incorporar a mi vida personal.
- ¿Y cuál es su próximo proyecto?
- Es «top secret».
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